Ya hace dos años y medio que compramos mi pareja y yo un piso de 4 dormitorios, 2 baños, salón, cocina... y hoy puedo decir con orgullo que hemos terminado de pintar y amueblar la última habitación que nos quedaba. Es un piso de segunda mano, pero los anteriores propietarios no estuvieron más de un año viviendo en él. A pesar de tenerlo medianamente amueblado, os podéis imaginar que no eran nuevos, si no prestados por sus abuelos. Como ellos no los querían, nos los "regalaron". (Lo pongo entre comillas porque yo creo que más bien es que les daba pereza tener que deshacerse de ellos... Jajaja). Pero como dice el refrán: "A caballo regalado, no le mires el diente".
Algunos no eran de nuestro estilo y otros nos parecían demasiado aparatosos como para tenerlos en un piso. Así que los repartimos entre nuestros padres ya que les era de más utilidad y como viven en casas tienen más espacio para colocarlos. Otros estaban francamente mal y no hubo más opción que deshacernos de ellos. Pero hay uno al que le tengo especial cariño, ya que lo utilizo todos los días al salir de casa y al volver a casa.
Es una mesita de centro, bajita y con tres cajoncitos, muy robusta y rústica. Estaba en el salón, pero cuando tuvimos que sacar los muebles para pintarlo, lo puse en un rincón de la entrada y se me ocurrió ponerle un par de cojines cuadrados de un par de sillas.
Perdón por la calidad de la imagen, sé que es pésima pero la hice con el móvil ya que nunca pensé que iniciaría un blog... XD
Pues nos gustó la idea de transformarla en un banquito para calzarse y descalzarse. Le dimos unas cuantas lijadas, un par de tintes, le pusimos unos tiradores nuevos y unos fieltros bajo las patas. ¡Y este fue el resultado!
La madera se notaba desgastada y vieja, pero con las lijadas y el tinte quedó bastante renovada. El contraste de los tintes (blanco y wengué) hizo que los cajoncitos cobraran protagonismo. Los tiradores también son de madera, color natural y wengué. Un lavado en los cojines ¡y como nuevos!
A veces es cuestión de dar un poco de limpieza y color a un mueble antiguo para transformarlo en un pequeño tesoro. Y, ¿por qué no? Cambiar por completo su antigua funcionalidad para darle un valor añadido.
Espero que, si alguna vez tenéis ocasión de reciclar un mueble que os llame la atención, no dejéis escapar la oportunidad. Estoy segura que no os arrepentiréis :)
¡Feliz fin de semana!
Shouko.
No hay comentarios:
Publicar un comentario