24 de noviembre de 2017

Manualidades: Bolas de Navidad con bombillas recicladas

A falta de un mes para que llegue Noche Buena, ya estoy planificando comidas  y cenas, familiares y no familiares. ¡Y es que después nos pilla el toro y ya no hay quien organice nada! El fin de semana que viene estaré bastante ocupada sacando el árbol de Navidad y las cajas y cajas y cajas llenas de decoración navideña...

Dicen que hay dos tipos de personas, las que aman la Navidad y las que odian la Navidad. Ya habréis observado que estoy en el primer grupo. Jajaja.


El otro día, buscando ideas por Internet, vi una manualidad que me encantó: bombillas recicladas para Navidad (chulas, ¿verdad?). Con la ilusión, le pedí a mi padre que me trajera bombillas que no fueran LED y que tuviera por casa sin utilizar, o que no funcionaran.


Las mejores bombillas para este tipo de manualidad son las redonditas o alargadas, como las dos primeras de la imagen anterior; pero la mayoría que me trajo mi padre eran bombillas de tipo fluorescente como las del medio. Así que pocas pude hacer. No obstante, el resultado no fue el esperado y me desanimé un poquito... Jajaja.


Materiales que he utilizado para la bola de navidad:
  • Bombillas en desuso
  • Pintura blanca y roja
  • Cinta de carrocero
  • Washitape con motivos navideños
  • Troqueladora de copito de nieve
  • Hilo brillante de color rojo
Pasos a seguir:
  1. Como en la parte plástica de las bombillas suelen indicar los vatios y lúmenes y dependiendo de la opacidad de nuestro washitape se puede ver, cubriremos la parte del cristal que no queramos manchar y pintaremos las letras con pintura blanca.
  2. Retiramos la cinta de carrocero una vez terminemos de pintar y dejamos secar.
  3. Una vez seca, decoramos con washitape la parte blanca de la bombilla.
  4. Con la troqueladora, perforamos la cinta de carrocero para crear una plantilla con forma de copito de nieve.
  5. Colocamos la plantillas en la ampolla de vidrio de la bombilla y, con un pincel y pintura roja, pintamos el copo de nieve. Retiramos la plantilla y repetimos el paso tantas veces como copos queramos pintar.
  6. Dejamos que seque la pintura.
  7. Atamos el hilo en el casquillo metálico y ya estará listo para colgar en el árbol.

Un truco a la hora de pintar los copos: Podemos crear dos o tres plantillas según el tipo de pintura que estemos utilizando. En mi caso, era de secado rápido, por lo que tuve suficiente generando dos plantillas. Además la bombilla era pequeñita, por lo que no quise cargarla de copos de nieve y no las reutilicé en exceso. Primero cogí una plantilla y pinté el primer copo. La retiré y dejé que secara mientras utilizaba la segunda plantilla y pintaba el segundo copo. Al pintar el tercero, cogí la primera plantilla ya que ya estaba seca. Alternando las plantillas así, me aseguraba que la cinta de carrocero no estuviera húmeda y quedara bien adherida al vidrio.



No soy muy fan de la purpurina y no tenía bombillas con este estilo, pero estas de aquí me gustan mucho:

 


Supongo que simplemente es necesario pegamento y muuucha purpurina... Jajaja. ¡Si tenéis bombillas que ya no utilizáis, os animo a que probéis!


Shouko.


17 de noviembre de 2017

Flying Tiger Copenhagen


¡Hola gente linda!

Hoy quiero hablaros de una empresa danesa que se caracteriza por vender artículos de todo tipo, con diseños propios, exclusivos solo en sus tiendas y a precios que no suelen superar los 6€. Quizás os suene más por su anterior nombre: Tiger. La conocí por primera vez hace unos años, estando de visita por Toledo. ¡Y no hace mucho abrieron una tienda en la ciudad donde vivo!


Tienen cosas que llaman mucho la atención, como grapadoras con forma de tiburón o de ratoncito, calculadoras que parecen mandos de videoconsolas o tabletas de chocolate, todo tipo de juguetes infantiles de madera (me encantan) o cartón, sets de baño y utensilios de cocina, un sinfín de pegatinas... ¡Hasta venden galletas, helados y golosinas! Productos muy atractivos, sobretodo para compradores compulsivos como yo... ¡Cada vez que paso por delante, no puedo evitar entrar! Cada semana traen cosas nuevas y siempre, siempre, siempre, me compro algo.

Y ahora con más razón ya que centros comerciales y tiendas invaden los escaparates con motivos navideños. ¿Queréis que os enseñe lo que he comprado en esta ocasión?


1. Pegatinas


Las hay de más tipo, pero yo he escogido las circulares de la izquierda para cerrar sobres o decorar etiquetas, las del medio (vienen varios folios, con las mismas formas pero distintos dibujitos) las utilizaré para indicar el destinatario en los regalos de menor tamaño para no sobrecargarlos, las que tienen forma de sellos me van a venir genial para mis correos postales y felicitaciones navideñas, y las de la derecha para decorar regalos, etiquetas, postales... 


2. Cajas


A la izquierda, 2 packs de 3 cajas plegadas cada uno. Se montan fácilmente doblando por los pliegues que tienen señalados, lo que hacen que envolver un regalo sea rápido y además quede precioso.
A la derecha, 1 pack de 6 cajitas adorables que utilizaré para regalar mis galletas navideñas caseras.
También venden cajas metálicas y circulares, como las típicas que venden en los supermercados con las típicas galletas para tomar el té. Y unas cuadradas de cartón que además son musicales.


3. Papel y cordel


Como veis, este año estoy utilizando mucho el verde y rojo. La verdad es que me encanta la combinación, creo que son los colores que más representan a la Navidad.


4. Papel de seda


Reconozco que soy un poco torpe con el papel de seda. Me cuesta separarlos, se me rompen, los termino arrugando demasiado... No obstante, creo que me van a venir fenomenal para proteger aquellos regalos que sean algo frágiles y que queden más elegantes que utilizando simplemente plásticos de burbujas.


Y vosotros, ¿habéis empezado ya con las compras navideñas?


Shouko.


10 de noviembre de 2017

La hormiga zombi

No. No se trata del título de una nueva película apocalíptica del reino animal ni de un cuento infantil. Y es que a veces la naturaleza puede ser espeluznante. Y si no, que se lo pregunten a las hormigas carpinteras que habitan en los bosques tropicales de Brasil.

El naturalista, geógrafo y antropólogo Alfred Russel Wallace es conocido sobretodo por concebir de forma independiente la teoría de la evolución a través de la selección natural. En 1859 descubrió el hongo Ophiocordyceps unilateralis en uno de sus tantos viajes de exploración, un parasitoide que altera el comportamiento de su huésped para asegurar su propia reproducción.

Cuando una hormiga se infecta con este hongo se convierte en lo que se conoce como una "hormiga zombi", ya que deja de controlar sus acciones. Manipulada por el parásito, comienza a caminar de forma errática y con convulsiones provocando que caiga de su nido situado en la copa del árbol y no pueda regresar a él. Obligada a permanecer en el sotobosque, donde las condiciones permitirán que el hongo se desarrolle mejor, la hormiga trepará al tallo de una planta y se anclará con sus mandíbulas a la vena principal de la parte inferior de una hoja; ni después de muertas se pueden separar de la hoja que mordieron. La hormiga morirá mientras el hongo consume sus tejidos y crece dentro de su cuerpo hasta atravesar su cabeza. Cuando alcanza su tamaño ideal, libera nuevas esporas con el fin de infectar a otras hormigas que se encuentren en el área.

Se sabe que puede parasitar otras especies similares de hormigas con menos éxito en el control del huésped y en la reproducción.


Un equipo internacional dirigido por el científico David Hughes ha estado investigando el fenómeno durante varios años. Afirman que ocurre en casi todo el mundo y afecta a muchos tipos de insectos, como escarabajos, moscas y mariposas, pero que en estos casos el cambio no es tan dramático.
"El hongo los mata y se desarrolla en su interior hasta salir, pero no cambia su comportamiento, a diferencia de lo que lo que hace con las hormigas y hasta cierto punto con las avispas", señaló.


Pero, ¿cómo manipula el hongo a la hormiga?

En un principio se pensaba que el hongo se desarrollaba en las cabezas de las hormigas y las manipula hasta conseguir las condiciones ideales para su reproducción. Según Hughes, los hongos atacaban por dos frentes. Por una parte, se alimentaban de las hormigas infectadas y, por otra, controlaban su sistema nervioso central y sus músculos. Pero una nueva investigación publicada el mes pasado en Proceedings of the National Academy of Sciences muestra que en realidad se infiltra rodeando las fibras musculares dejando el cerebro intacto tras la infección.

Los resultados de la investigación determinaron que las células de este hongo proliferan en todo el cuerpo de la hormiga, salvo en el cerebro:
"Encontramos que un alto porcentaje de las células en el huésped eran células fúngicas", dijo Hughes en un comunicado. "En esencia, estos animales manipulados eran hongos en el cuerpo de las hormigas".
"Normalmente en los animales, el comportamiento es controlado por el cerebro que envía señales a los músculos, pero nuestros resultados sugieren que el parásito controla el comportamiento del huésped periféricamente", explicó Hughes. "Casi como un titiritero tira de las cuerdas para hacer un movimiento de marioneta, el hongo controla los músculos de la hormiga para manipular las piernas y las mandíbulas del huésped".


Todavía es un misterio cómo es capaz el hongo de dirigir a la hormiga hasta el envés de la hoja, y puede que el hecho de que el cerebro no se vea infectado puede proporcionar una pista. El trabajo previo mostró que el hongo puede estar alterando químicamente los cerebros, lo que lleva a especular que el hongo necesita que la hormiga sobreviva el tiempo suficiente para realizar el acto final de morder la hoja. También es posible que el hongo necesite aprovechar parte de la potencia cerebral y capacidad sensorial de la hormiga para dirigirla alrededor del suelo.

Habrá que estar atentos a las nuevas investigaciones que surjan en el futuro para convertir estas hipótesis en teorías.



Shouko.