10 de noviembre de 2017

La hormiga zombi

No. No se trata del título de una nueva película apocalíptica del reino animal ni de un cuento infantil. Y es que a veces la naturaleza puede ser espeluznante. Y si no, que se lo pregunten a las hormigas carpinteras que habitan en los bosques tropicales de Brasil.

El naturalista, geógrafo y antropólogo Alfred Russel Wallace es conocido sobretodo por concebir de forma independiente la teoría de la evolución a través de la selección natural. En 1859 descubrió el hongo Ophiocordyceps unilateralis en uno de sus tantos viajes de exploración, un parasitoide que altera el comportamiento de su huésped para asegurar su propia reproducción.

Cuando una hormiga se infecta con este hongo se convierte en lo que se conoce como una "hormiga zombi", ya que deja de controlar sus acciones. Manipulada por el parásito, comienza a caminar de forma errática y con convulsiones provocando que caiga de su nido situado en la copa del árbol y no pueda regresar a él. Obligada a permanecer en el sotobosque, donde las condiciones permitirán que el hongo se desarrolle mejor, la hormiga trepará al tallo de una planta y se anclará con sus mandíbulas a la vena principal de la parte inferior de una hoja; ni después de muertas se pueden separar de la hoja que mordieron. La hormiga morirá mientras el hongo consume sus tejidos y crece dentro de su cuerpo hasta atravesar su cabeza. Cuando alcanza su tamaño ideal, libera nuevas esporas con el fin de infectar a otras hormigas que se encuentren en el área.

Se sabe que puede parasitar otras especies similares de hormigas con menos éxito en el control del huésped y en la reproducción.


Un equipo internacional dirigido por el científico David Hughes ha estado investigando el fenómeno durante varios años. Afirman que ocurre en casi todo el mundo y afecta a muchos tipos de insectos, como escarabajos, moscas y mariposas, pero que en estos casos el cambio no es tan dramático.
"El hongo los mata y se desarrolla en su interior hasta salir, pero no cambia su comportamiento, a diferencia de lo que lo que hace con las hormigas y hasta cierto punto con las avispas", señaló.


Pero, ¿cómo manipula el hongo a la hormiga?

En un principio se pensaba que el hongo se desarrollaba en las cabezas de las hormigas y las manipula hasta conseguir las condiciones ideales para su reproducción. Según Hughes, los hongos atacaban por dos frentes. Por una parte, se alimentaban de las hormigas infectadas y, por otra, controlaban su sistema nervioso central y sus músculos. Pero una nueva investigación publicada el mes pasado en Proceedings of the National Academy of Sciences muestra que en realidad se infiltra rodeando las fibras musculares dejando el cerebro intacto tras la infección.

Los resultados de la investigación determinaron que las células de este hongo proliferan en todo el cuerpo de la hormiga, salvo en el cerebro:
"Encontramos que un alto porcentaje de las células en el huésped eran células fúngicas", dijo Hughes en un comunicado. "En esencia, estos animales manipulados eran hongos en el cuerpo de las hormigas".
"Normalmente en los animales, el comportamiento es controlado por el cerebro que envía señales a los músculos, pero nuestros resultados sugieren que el parásito controla el comportamiento del huésped periféricamente", explicó Hughes. "Casi como un titiritero tira de las cuerdas para hacer un movimiento de marioneta, el hongo controla los músculos de la hormiga para manipular las piernas y las mandíbulas del huésped".


Todavía es un misterio cómo es capaz el hongo de dirigir a la hormiga hasta el envés de la hoja, y puede que el hecho de que el cerebro no se vea infectado puede proporcionar una pista. El trabajo previo mostró que el hongo puede estar alterando químicamente los cerebros, lo que lleva a especular que el hongo necesita que la hormiga sobreviva el tiempo suficiente para realizar el acto final de morder la hoja. También es posible que el hongo necesite aprovechar parte de la potencia cerebral y capacidad sensorial de la hormiga para dirigirla alrededor del suelo.

Habrá que estar atentos a las nuevas investigaciones que surjan en el futuro para convertir estas hipótesis en teorías.



Shouko.


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