24 de junio de 2016

Constelaciones y perseidas

El verano ya está aquí ♪

Mi estación favorita del año. Sol y playa, y piscina, ricas sandías, helados, paseos nocturnos... Como soy muy friolera, me encanta la sensación de no necesitar abrigarme; aunque en mi oficina a veces ponen el aire acondicionado demasiado fuerte para mí y siempre he de llevar conmigo una chaquetita. ¡Lo bueno es que en verano no trabajo por las tardes!

Una de las cosas que también me gusta hacer en verano es contemplar el cielo nocturno. Durante la temporada estival, el cielo suele estar despejado, lo que permite ver un cielo oscuro pero brillante, precioso, que invita a ser fotografiado.


En la antigüedad, los pueblos agrícolas observaban el cielo para calcular los momentos precisos para realizar las cosechas y las siembras, ya que marcaban las futuras condiciones climáticas. Pronto empezaron a sugerir formas y figuras en el cielo, tanto de animales y seres mitológicos como de objetos de uso cotidiano, conectándolas mediante líneas imaginariasSe las llamó constelaciones y actualmente resultan un esquema útil para delimitar una zona del cielo. Sin embargo, las estrellas en el espacio no están necesariamente asociadas; pueden encontrarse a cientos de años luz unas de otras.

La Unión Astronómica Internacional ha dividido la esfera celeste en 88 sectores; es decir, en 88 constelaciones. Algunas son visibles en ambos hemisferios mientras que otras sólo son visibles desde uno de ellos.

Carta moderna de las 88 constelaciones reconocidas por la UAI
Crédito: Wikipedia

La primera constelación que aprendí de pequeña y que siempre diviso cada inicio de verano es la Osa Mayor. Tras ella, siempre busco la Osa Menor. Reconocer las constelaciones sin un punto de partida de referencia sería imposible, y la Osa Mayor es de las más utilizadas en el hemisferio norte. En el sur, la constelación más conocida es Crux. Ambas constelaciones tuvieron un papel muy importante antiguamente, ya que los pobladores las utilizaban como referencia para orientarse.

Los nombres de las estrellas proceden tanto de los griegos como de los árabes; pero es tal la cantidad de estrellas visibles en el cielo que era imposible poner nombres a todas. Por ello, en 1603, Johannes Bayer publicó un atlas de mapas estelares donde las nombraba con letras griegas para establecer un orden de brillo (siendo alfa la más brillante) seguidas del genitivo del nombre de la constelación a la que pertenecen. El problema es que el alfabeto griego sólo consta de 24 letras, insuficientes para nombrarlas a todas. Tras la aparición del telescopio se demostró la existencia de incluso más estrellas. En 1712, John Flamsteed recurrió a los números en lugar de letras para asignar a las estrellas un valor según el orden de llegada al meridiano e hizo el primer catálogo ayudado por un telescopio. Hoy en día, con la perfección de los telescopios, a las estrellas se las distingue por su posición ocupada en la esfera celeste.


Lágrimas de San Lorenzo

Como cada verano, desde mediados del mes que viene y hasta finales de agosto, se podrán contemplar las esperadas perseidas. Hace un par de años me fui de vacaciones a la playa y una noche pude contemplar las estrellas como hacía años que no lo hacía; había poca contaminación lumínica. Conté al menos una docena de estrellas fugaces (todo un récord para mí jajaja). El año pasado no me cogí vacaciones durante ese mes, pero desde el balcón de mi piso pude ver también alguna. Lo más impactante fue un gran meteoro que relució al entrar en la atmósfera y que dejó tras de sí una estela de un naranja intenso. 

Este año quiero repetir la experiencia. ¡A ver si hay suerte!





Cambiando de tema, aunque no tanto... Hace unos días volví a ver la serie de animación Darker than black, que precisamente habla de las estrellas; o mejor dicho, de la desaparición de éstas. Es una serie de ciencia ficción, sobrenatural, llena de misterio y acción.
Todo empieza cuando varios fenómenos sobrenaturales aparecen en Tokio y América del Sur (afectando principalmente a Brasil), convirtiéndolas en zonas de acceso y exploración casi imposibles. Como consecuencia de esos fenómenos, surgen nuevas especies vegetales y algunas personas adquieren habilidades especiales. Dependiendo de su habilidad, la persona es clasificada como "Doll", "Contratista" o "Moratorium". Tokio pierde el cielo natural y, en lugar de las estrellas, aparecen unos puntos brillantes que lo parecen.
La historia gira en torno a Hei, un contratista que es enviado a la ciudad bajo la falsa identidad de un estudiante chino. Su código es BK201, también conocido como Shinigami negro. La trama va desenvolviendo una situación que involucra el destino de todos aquellos con habilidades sobrenaturales, el cuestionamiento de su naturaleza y la razón de su existencia.
La primera temporada es la única que está doblada al castellano; consta de 25 episodios y un OVA que se sitúa entre los capítulos 18 y 19. La segunda temporada, tan sólo tiene 12 episodios. Entre ambas temporadas, existe una historia intermedia formada por 4 OVAs que ayudan a comprender mejor la serie. Hace unos meses, Takahiro Komori, uno de los animadores, publicó en su cuenta de Twitter un fragmento de una ilustración que pronto lanzó de nuevo rumores de la posibilidad de una tercera temporada:
Takahiro Komori“Hacía mucho tiempo que no lo dibujada.
Creo que tarde o temprano podréis verlo todos”
En la imagen se ve con claridad la característica máscara de Hei (el protagonista de la serie). Pero tras años de rumores por el lanzamiento de tan esperada nueva temporada, ¿quién sabe si realmente será eso y no una nueva ilustración promocional u otra máquina de Pachinko?



Me despido ya por hoy... ¡Buenas noches!  (ơ˛ơ)


Shouko.


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